La anaplasmosis bovina es una enfermedad infecciosa causada por una bacteria intracelular del orden Rickettsiales, siendo Anaplasma marginale la más importante, que junto a otros microorganismos patógenos forma parte del complejo de la Tristeza bovina. Dentro de los vectores responsables de su transmisión destacan la garrapata Riphicephalus y el Tábano (Tabanidae).
También, la vía iatrogénica juega un papel importante en la transmisión de la enfermedad. Los signos clínicos principales son la anemia y la ictericia, pero también puede observarse pérdida de producción de leche y de peso, los cuales no son patognomónicos per se, por lo cual es importante confirmar la enfermedad clínica mediante la identificación del organismo.
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Diagnóstico de la enfermedad
El diagnóstico preciso es de vital importancia para garantizar un abordaje terapéutico efectivo y oportuno, ya que esta enfermedad se presenta con una amplia gama de signos clínicos, que pueden ser similares a los de otras enfermedades del ganado. Un examen clínico minucioso del ganado afectado es el primer paso para el diagnóstico.
Prestar atención a síntomas como anemia, ictericia, fiebre y letargo puede proporcionar pistas importantes. Una vez sospechada la enfermedad por sus signos clínicos, corresponde seguir con algún diagnóstico de laboratorio, así como un hematocrito como análisis complementario. Debido a que Anaplasma marginale invade y se multiplica dentro de los eritrocitos del hospedador bovino, el análisis microscópico de frotis de sangre de vena yugular nos permitirá detectar la presencia del patógeno.
Por otra parte, las pruebas serológicas, como C-ELISA, pueden detectar anticuerpos contra la bacteria, lo que indica la exposición previa a la enfermedad o animales portadores. La prueba C-ELISA suele utilizarse para demostrar la ausencia de circulación del virus en la población y para determinar el estado inmunitario en animales o grupos, luego de la vacunación.
Las garrapatas son los principales vectores de la bacteria A. marginale, por lo que el control efectivo de estos artrópodos es esencial para prevenir la transmisión de la enfermedad.
Tratamiento para anaplasma en bovinos
Al momento de identificar animales infectados, es necesario aislarlos para evitar la propagación de la bacteria en el rebaño. Se debe proporcionar un manejo adecuado para minimizar el estrés en los animales enfermos, lo que contribuirá a una recuperación más rápida. Además, se debe establecer un protocolo para el aislamiento y manejo adecuado de los animales enfermos, evitando el uso compartido de dispositivos de manejo y asegurando la limpieza y desinfección adecuada de los equipos.
La oxitetraciclina y el imidocarbo son algunos de los antibióticos utilizados en el tratamiento para anaplasma en bovinos. El Imidocarbo es más conveniente porque también actúa contra Babesia que, muchas veces, se dan en los mismos lugares y comparten algunos signos que son difíciles de diferenciar. También, se puede hacer una quimioprofilaxis en los animales que están en el mismo rodeo y que todavía no presentaron signos clínicos. Es importante garantizar la administración adecuada del antibiótico y completar el ciclo de tratamiento para asegurar la erradicación efectiva de la bacteria.
Es crucial proporcionar una terapia de apoyo adecuada teniendo en cuenta la anemia y debilidad causada en los animales afectados, la cual puede incluir la administración de suplementos nutricionales, como hierro y vitaminas, para mejorar la salud y la inmunidad del ganado. El manejo nutricional apropiado es esencial para ayudar a los animales a recuperar su fuerza y reducir los efectos de la enfermedad.
Medidas para prevenir esta enfermedad
Además del tratamiento, como veterinarios debemos enfocarnos en la implementación de medidas preventivas para evitar futuros brotes de anaplasma en vacas, trabajando con los productores de ganado para desarrollar estrategias de manejo adecuadas, entre las cuales las más relevantes son:
1. Control integral de garrapatas:
Las garrapatas son los principales vectores de la bacteria A. marginale, por lo que el control efectivo de estos artrópodos es esencial para prevenir la transmisión de la enfermedad. Deben implementarse estrategias de control de garrapatas en el ganado y en los pastizales. Estas pueden incluir el uso de acaricidas, el mantenimiento de áreas de descanso libres de garrapatas y la rotación de pasturas para reducir la carga parasitaria.
2. Cuarentena y monitoreo de nuevos animales:
Cuando se incorporan nuevos animales al rebaño, es vital aplicar una cuarentena adecuada. También, en este momento se puede aplicar una dosis de Imidocarbo en el ingreso para prevenir el contagio de Anaplasma marginale en bovinos nuevos. Durante este periodo, se deben realizar exámenes clínicos y pruebas de diagnóstico para detectar posibles portadores asintomáticos de la bacteria. Los animales no deben entrar en contacto directo con el ganado existente hasta que se haya descartado la presencia de A. marginale en ellos.
3. Uso responsable de dispositivos de manejo:
Los dispositivos de manejo, como agujas hipodérmicas, jeringas y equipos quirúrgicos, pueden actuar como vehículos para la transmisión de la bacteria entre animales. Es fundamental asegurarse de que estos dispositivos estén limpios y desinfectados adecuadamente antes de cada uso, evitando compartir estos instrumentos entre animales, especialmente si alguno de ellos está infectado o es portador de la enfermedad.
Veterinarios y productores deben trabajar en equipo para desarrollar un programa de vacunación adecuado y seguir las recomendaciones del fabricante para lograr una protección óptima y evitar así los síntomas de anaplasmosis en bovinos. La más utilizada es la vacuna que contiene A. centrale vivo, la cual confiere protección parcial contra A. marginale.
5. Programas de control sanitario y monitoreo regular:
Esto incluye prácticas de higiene y bioseguridad, como mantener áreas limpias y despejadas de desechos, proporcionar acceso a agua limpia y de calidad, y evitar el hacinamiento de animales. Un ambiente limpio y bien manejado ayuda a reducir el estrés en los animales y mejora su salud general, lo que disminuye la probabilidad de que contraigan la enfermedad. También es importante realizar análisis de sangre periódicos para evaluar la salud del ganado y la posible presencia de A. marginale. El monitoreo constante permite una intervención temprana y efectiva para prevenir la propagación de la enfermedad.
Como veterinarios, tenemos un papel crítico en el tratamiento de la anaplasmosis bovina. La educación y la comunicación efectiva con los productores de ganado son clave para el éxito en la prevención y tratamiento. Debemos proporcionar información clara sobre la enfermedad, las medidas preventivas y los protocolos de tratamiento para garantizar que los productores puedan tomar decisiones informadas y colaborar activamente en el manejo de la enfermedad.
Referencias:
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