El huevo es un producto alimenticio de alta calidad para las personas de todas las edades. Es un alimento rico en proteínas de gran calidad nutritiva.
Éstas se encuentran tanto en la clara como en la yema. Las proteínas de la clara del huevo solo se digieren parcialmente por nuestro organismo si se consume cruda. Al cocinarla, las proteínas se desnaturalizan y la digestión es total; de esta forma se aprovechan todos sus componentes.
También tiene una cantidad considerable de vitaminas, especialmente la yema que contiene todas las vitaminas excepto la vitamina C (ácido ascórbico).
Tiene altas concentraciones de vitaminas B2, B5 y B12. Estos nutrientes tienen diversas funciones en el cuerpo, como las de mantener la piel y el cabello saludables, así que su consumo regular es una buena forma de asegurarse de cumplir con las necesidades orgánicas.
Uno de los aportes importantes del huevo es la colina. En el organismo, tiene diversas funciones tanto en el mantenimiento celular como en el crecimiento en diferentes etapas de la vida. En el útero ayuda al cerebro y la médula espinal del bebé a desarrollarse adecuadamente. Participa en la neurotransmisión, y la integridad de los huesos.
La yema contiene los carotenoides luteína y zeaxantina que además de darle color a la yema, pueden tener un efecto positivo en la salud visual de las personas al reducir el riesgo de la degeneración macular.
También en la yema se encuentran los minerales y los elementos traza. Además de hierro, cobre y manganeso, el huevo contiene zinc, magnesio y selenio. Esto es relevante porque su deficiencia se ha asociado con depresión y fatiga. Por otro lado, el selenio es un antioxidante natural.
La cantidad de nutrientes que podemos ingerir depende entre otros factores del peso de los huevos. Existen cuatro categorías: S, M, L y XL.
- Los huevos tamaño S (pequeños) pesan ≤ 53 gramos
- Los huevos tamaño M (medianos) pesan entre 53 y 63 gramos
- Los huevos tamaño L (grandes) pesan entre 63 y 73 gramos
- Los huevos tamaño XL (extragrandes) pesan ≥ 73 gramos
Con esto podemos decir que una pieza de huevo mediano contiene aproximadamente 6,5 de proteína, 4,8 g de lípidos y 0,34 g de carbohidratos.
Otra forma de clasificar a los huevos es por el color de su cáscara, diferenciándose en rojos, blancos y negros. ¿Negros? Sí. Las gallinas de la raza Ayam Cemani ponen huevos de cáscara negra.
Los responsables del color de la cáscara son pigmentos protoporfirina, biliverdina y quelato de zinc de biliverdina que se depositan en la capa externa de la cáscara.
Y esta concentración es diferente en las distintas razas de gallinas que existen o sus cruces, y por eso encontramos huevos pintos, marrones, hasta azul turquesa, pero en su interior, todos los huevos tienen el mismo aspecto.
El color de la yema puede tener variaciones de color que estarán en función de la alimentación de las aves. Es importante mencionar que el color de la cáscara y de la yema no está relacionado con la calidad nutricional del huevo. El principal problema de seguridad alimentaria asociado a los huevos es la presencia de Salmonella.
La contaminación de la cáscara del huevo puede ser por contacto con ambientes contaminados con la bacteria, como excrementos de gallina después de que ponen los huevos, o bien a través de la cloaca de la gallina, o vía transovárica.
Para reducir el riesgo de toxiinfecciones se deben de tomar medidas higiénicas a lo largo de toda la cadena. En el ámbito doméstico hay algunas medidas que se puede tomar como por ejemplo:
- conservar los huevos dentro del frigorífico y no a temperatura ambiente;
- no lavar los huevos para evitar la transferencia de la bacteria desde el exterior de la cáscara al interior del huevo;
- no cascar los huevos en el recipiente donde se vayan a batir, no separar las claras de las yemas con la cáscara del huevo o con las manos sucias;
- considerar usar huevos y productos de huevos pasteurizados; y
- consumir el huevo cocido, alcanzando los 70 ºC al cocinarlo.
El tratamiento térmico no solo elimina el riesgo de la salmonelosis, al cocinar los huevos se destruye la avidina, una glicoproteína tetramérica que bloquea la absorción de biotina, pudiéndose producir una deficiencia de esta vitamina. Es así como al consumir los huevos cocidos tenemos un triple beneficio, microbiológico, digestivo y nutritivo.