Estas medidas siguen la guía internacional y se utilizan como recomendaciones generales, para controlar los riesgos sanitarios relacionados con el transporte de peces y sus productos.1,2
Las medidas de bioseguridad durante el transporte ayudan a mantener un sistema de control de calidad y garantizan un mayor bienestar en el salmón.
El transporte de peces es un proceso complejo en el que existe una interacción complicada, entre los peces, el medio ambiente, el equipo técnico y diversos factores humanos. Se ha sugerido dividir el proceso de transporte en las siguientes fases; (1) la fase de planificación, (2) la preparación de los peces, (3) la preparación de los equipos, (4) la fase de carga, (5) la fase de transporte, (6) la fase de descarga.1,3,4
1. Planificación
Una buena planificación es fundamental para poder realizar un transporte con estándares de bienestar altos.
Durante esta fase se debe prestar especial atención a la biomasa. Para ello se debe conocer el peso promedio y el número de peces. El transportista debe conocer la biomasa de peces que puede cargar en un barco en específico. Planificar la ruta de transporte es crucial, ya que es necesario recopilar información sobre áreas de mayor riesgo de bioseguridad.
El estado de salud del salmón debe conocerse antes del embarque, mediante la realización de exámenes de salud internos o de exigencias de la autoridad sanitaria para aplicar mitigaciones.
Se dispondrá de un plan de emergencia para organizar la contención completa y la eliminación de los peces muertos, con un método aprobado, para el caso de que se produzca mortalidad durante el transporte.
2. Preparación de los peces
Las tasas de excreción de metabolitos tóxicos en el agua están influidas por el estado de alimentación de los peces. En el salmón adulto se ha observado
una disminución de hasta el 90 % en el amoníaco y del 50 % en el CO2, cuando los peces se encuentran ayunados. Debido a esto, se recomienda el retiro de alimento durante 2-4 días antes del transporte, lo cual es una forma de mejorar la calidad del agua.
3. Preparación del embarque
Para reducir el riesgo de propagación y exposición a patógenos de peces, la embarcación debe lavarse y desinfectarse antes del transporte. La eliminación de patógenos implica una fase de limpieza y lavado en la que todo material orgánico se elimina visualmente, seguida de una fase de desinfección en la que se eliminan los patógenos restantes.
Es una buena práctica asegurarse de que los estanques estén limpios y desinfectados entre cada nuevo grupo de peces que se transporte. Sólo se deben usar productos químicos y dosis aprobados. Se debe documentar el lavado y desinfección.
Los sensores de calidad de agua deben estar calibrados y se espera que existan sensores de oxígeno, temperatura, pH, CO2, presión total de gas (PTG) y salinidad.
Antes de cargar los salmones, se recomienda desgasificar el agua, debido a que el nitrógeno (N2) puede ser perjudicial para la salud de los peces.
Los sistemas de oxigenación y CO2 deben ser funcionales y operativos. Se recomienda disponer de suficiente O2 para cubrir el 150 % de las necesidades del viaje.
4. Carga de los peces
Se debe evitar que los peces escapen, ya que ello representa un serio problema ambiental. Los puntos críticos donde se reportan escapes son cuando se cargan juveniles y smolts en un barco.
Es obligatorio el uso de cámaras submarinas para evaluar el estado general de salud de los peces: respuestas de pánico y huida, pérdida de escamas, tipo de natación, movimientos del opérculo branquial, lesiones en aletas y piel y mortalidad asociada.
El agua que se vaya a utilizar para el transporte deberá ser tratada de modo apropiado antes del transporte y durante su vertido para reducir al mínimo el riesgo de propagar agentes patógenos. El agua además debe provenir de una fuente que no contenga altos niveles de metabolitos o metales pesados.
5. Fase de transporte
La fase de transporte es el movimiento de los peces desde el centro de origen hasta el centro de mar, y puede ser desafiante e impredecible.
La elección de una ruta como se mencionó anteriormente es fundamental, y se deberá elegir la ruta de navegación autorizada y que tenga pocas probabilidades de acercarse a otros centros de cultivo. Esto deberá balancearse con los riesgos de las malas condiciones del mar.
Elegir entre un sistema de transporte abierto o cerrado dependerá si existen problemas de bioseguridad asociados con la especie de salmones, las regulaciones sanitarias locales o los riesgos de contaminación con agentes patógenos de peces a lo largo de la ruta del transporte.
Si se demuestra que un transporte de flujo abierto es viable desde el punto de vista de la bioseguridad, es preferible usarlo en términos de calidad del agua. Para mejorar la calidad del agua en un sistema cerrado, se tendría que disminuir el metabolismo del salmón.
Esto se puede lograr disminuyendo la temperatura del agua y reduciendo la velocidad de nado de los peces. La recomendación actual para bajar la temperatura es hacerlo gradualmente, (1,5 °C h-1) y no más allá de 4-6 °C como tope final.
Durante el transporte de los peces, el transportista no estará autorizado a evacuar y reemplazar el agua de los estanques de transporte en ningún lugar que no esté especialmente destinado para ello.
Por consiguiente, las aguas residuales y de enjuague no deberán vaciarse en un sistema de evacuación que esté directamente conectado con un medio acuático poblado de peces. Por consiguiente, el agua de los estanques deberá desinfectarse mediante un procedimiento reconocido (por ejemplo, 50 mg de yodo o cloro por litro y por hora) o verterse en tierras que no vayan a drenar en aguas pobladas de peces.
Si se realiza el reemplazo del agua debe provenir de una fuente que no contenga altos niveles de metabolitos o metales pesados.
También durante el transporte se debe monitorear el estado general de salud de los salmones: reflejos, actitud, nado, etc.
6. Descarga de los peces
Se espera que los peces estén relativamente libres de estrés después del transporte.
La descarga de los peces en una jaula ofrece la oportunidad de observar su bienestar tras el transporte. El apetito, la pérdida de escamas, lesiones en piel y aletas y la mortalidad, son factores que pueden servir como indicadores operativos de bienestar.
Se debe evitar que ningún pez se dañe o se escape en la descarga. Para los viajes entre áreas y zonas que tengan distintos estatus sanitarios, se aplicarán los procedimientos de limpieza y de ser necesario, desinfección que correspondan al nivel aprobado por la autoridad sanitaria.
Cuando se transportan peces enfermos, la eliminación y desinfección del agua de transporte se considera un caso especial.
En el caso de que se establezca una cuarentena en el transporte, debe establecerse un sistema para recoger toda el agua del traslado en tierra. Alternativamente, se debe establecer un sistema para conducir el agua de vuelta a la bodega del buque para su posterior desinfección.
Referencias
- OIE. Control de riesgos para la sanidad de los animales acuáticos asociados al transporte de estos animales. In: Código Sanitario para los Animales Acuáticos. , 2022;1–4. Available at: https://www.woah.org/es/que-hacemos/normas/codigos-y-manuales/acceso-en-linea-al-codigo-acuatico/?id=169&L=1&htmfile=chapitre_control_risks_transport.htm.
- Aquaculture NZS. New Zealand Farmed Salmon Welfare Standards, 2021. A+ NEW ZEALAND SUSTAINABLE AQUACULTURE; 2021.
- Rosten T., Kristensen T. Best practice in live fish transport.; 2010.
- Aquaculture NZ. New Zealand Salmon Biosecurity Standards 2022. + NEW ZEALAND SUSTAINABLE AQUACULTURE; 2022